El trompetero
En una batalla que se estaba celebrando un trompetero animaba a los soldados en la pelea con los sonidos de su trompeta. Y habiendo tenido la desgracia de caer prisionero, alegaba para que no le matasen:
-Yo no he pelado en la batalla, oues sólo tocaba la trompeta.
-Esta misma circunstancias agrava tu delito- le contestaron los enemigos-, pues si bien tú no combatías, animabas el ardor de los demás con tus tocatas.
Moraleja: Más dignos son de castigo los que incitan a los otros para que cometanalgún delito que los mismos que lo cometen
2 comentarios:
Éste tipo de personajes son de los que tiran la piedra y esconde la mano. Ademas de maldad encierran cobardía. Buena moraleja. Un abrazo.
Si esperemos que esta clase de gente no abunde mucho.Saludos
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